"Scratch de obsidiana", por Elmer Mendoza en El Universal

Jueves, 23 de Agosto de 2012
"Scratch de obsidiana", por Elmer Mendoza en El Universal
Foto: El Universal

Se es mejor cuando se le gana a los buenos, y eso hizo la selección olímpica de futbol el sábado 11 de agosto de 2012 en el estadio Wembley, a una hora infame, cuando uno no puede beberse una cerveza sin violar las más elementales leyes de la decencia, mismas que no pocas veces se oponen a las leyes del buen bebedor, para el que el tiempo no existe. ¿Cómo mantenerse seco con México ganándole a Brasil? No manchen.

Scracht de oro, bien; pero el Scracht de Obsidiana es brillo oscuro, misterio y larga vida. Es la sangre que hierve, galopa y enfría la cabeza, el hálito del norte que encuentra los segundos exactos. Habían transcurrido 30 segundos y Oribe Peralta pone a vibrar a medio país. Órale. Machín, así como The Beatles siguen haciendo vibrar a The Rolling Stones y Sarita Montiel a Pedro Infante. Y ese medio país abrió los ojos y siguió minuto a minuto los movimientos de Fabián, de Aquino y del Chatón que no escuchaban los gritos de Corona pero los intuían. Vamos por el oro, carnales.

La verdad es que esos morros saben mover la pelota, saben moverse ellos y no tuvieron empacho en bailarles el pasito duranguense a los brasileiros que siguen clavados en la samba, como si los nuestros siguieran clavados en el jarabe tapatío. La samba es bella, establece el imperio del cuerpo, pero el pasito duranguense es la comunión de las almas; tal y como debe ocurrir entre el goleador, la pelota y el césped.

Scratch de Obsidiana, batos. Para el segundo tiempo el resto del país había despertado y esos sí, dispuestos a desayunar con cerveza, pues sí ni modo que qué. En México es difícil creer en algo que no sea la virgen de Guadalupe, pero ahí estaba la raza prendida de las teles. Que se agarren los de la Comisión Federal de Electricidad si se va la luz. Y de nuevo Peralta, con toda la intensidad que da la espera, clavó el segundo. No que no, pidió el hipocondriaco que le escribieran de epitafio. Entonces le llamé a Rubem, que me saludó cortés como siempre. Querido maestro Fonseca, sé que sabe por qué le llamo. Sé que sabes, sí. ¿Le queda caipirinha? La hemos terminado, y nadie quiere salir a buscar. Maestro. Élmer, es mal momento, no quiero hablar contigo, espero que sepas por qué. Entiendo, sólo recuerde lo que le dije: México rifa en literatura y también en futbol, apoco no. Click.

La obsidiana es el filo negro, el filo sin amor que separa los corazones en la piedra de sacrificios, la promesa cumplida. El estadio Wembley, llamado por Edson Arantes do Nascimento la catedral del futbol, se ubica en el barrio del mismo nombre y ahí va el Chatón, que pasa a Salcido, Salcido para Fabián, la recibe Aquino, que se desliza por encima de Hulk y de Neymar, mientras en las tribunas Pelé siente que le sale bigote y Maradona, tranquilo, disfrutando el pelotazo de Chávez que se mueve por la izquierda.

No es el único ámbito en que México le ha ganado a Brasil en futbol. En 2004, el artista instalador Miguel Calderón, nacido en el DF en 1971, fue invitado a la Bienal de Sao Paulo, una de las más importantes del mundo. Para participar creó una pieza llamada México vs Brasil, donde el Scracht de Obsidiana derrota al Scracht de oro por el escandaloso marcador de 17-0. Sin duda, Miguel supo cómo llegarles al corazón, aunque no lo vuelvan a invitar. Lo que sí, los brasileños han desarrollado en la plástica uno de los movimientos más interesantes de América Latina, su plataforma discursiva apunta a explicar una vanguardia permanente que es realmente fascinante.

¿Qué onda “Flaco” Tena?, decían que tenías miedo, que se te arrugaba machín, que el Scracht de Obsidiana se decoloraba ante los famosos pero ni máiz, los morros salieron a moverse con arte, con inteligencia y demostraron que su elección fue la correcta. Para cabrón, cabrón y medio, apoco no. Oye, pero eso de que son históricos aún no, para que así sea deben ganar otro campeonato al menos. Mira: Octavio Paz ganó el Nobel de Literatura y lo leen muy poco, si tuviéramos más ganadores seguro habría más interés. Si puedes arreglar eso sería genial.

Despeja Corona, la baja Marcos Fabián, la bombea para Paola, que dribla a Marcelo y la pone para Aída, que la conduce hasta Germán, que la pasa a Chayito, que derriba a un contrario antes de ponérsela a Alejandra, que la suelta rápido a Mariana porque Hulk se le acerca con aviesas intenciones. Mariana hace un sombrerito y la deja para Iván, que descubre que Laura está sola. Centro. Cabezazo de Laura que pega en el travesaño. El Scracht de Obsidiana baja rápidamente. Y bueno, Vince Lombardi sigue teniendo razón: ganar no es lo más importante: es lo único. Apoco no.

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