Poema del día

Siete poemas para esta semana. Selección de Felipe Garrido

Lunes, 23 de Enero de 2023
Por: Felipe Garrido

Un poema al día, para que quienes puedan se lo pongan encima y lo atesoren en la memoria.

Lunes

En el filo del gozo


Entre la muerte y yo he erigido tu cuerpo:
que estrelle en ti sus olas funestas sin tocarme
y resbale en espuma deshecha y humillada.

          Cuerpo de amor, de plenitud, de fiesta,  
palabras que los vientos dispensan como pétalos,
campanas delirantes al crepúsculo. 

          Todo lo que la tierra echa a volar en pájaros,
todo lo que los lagos atesoran de cielo
más el bosque y la piedra y las colmenas. 

          Cuajada de cosechas bailo sobre las eras
mientras el tiempo llora por sus guadañas rotas. 

          Venturosa ciudad amurallada, 
ceñida de milagros, descanso en el recinto
de este cuerpo que empieza donde termina el mío. 

  

II 
Convulsa entre tus brazos como mar entre rocas,
rompiéndome en el filo del gozo o mansamente
lamiendo las arenas asoleadas. 

          Bajo tu tacto tiemblo
como un arco en tensión palpitante de flechas
y de agudos silbidos inminentes. 

          Mi sangre se enardece igual que una jauría
olfateando la presa y el estrago
pero bajo tu voz mi corazón se rinde
en palomas devotas y sumidas. 

  

III 
Tu sabor se anticipa entre las uvas
que lentamente ceden a la lengua
comunicando azúcares íntimos y selectos. 

          Tu presencia es el júbilo.
Cuando partes, arrasas jardines y transformas
la feliz somnolencia de la tórtola
en una fiera expectación de galgos. 

          Y, amor, cuando regresas 
el ánimo turbado te presiente

como los ciervos jóvenes la vecindad del agua.

Rosario Castellanos (1925-1974)

Obras, tomo II. Poesía, teatro, ensayo.

FCE, Madrid, 1974.

Las doce en el reloj 

Dije: Todo ya pleno.
Un álamo vibró.
Las hojas plateadas
sonaron con amor.
Los verdes eran grises,
el amor era sol.
Entonces, mediodía,
un pájaro sumió
su cantar en el viento
con tal adoración
que se sintió cantada
bajo el viento la flor
crecida entre las mieses
más altas. Era yo,
centro en aquel instante
de tanto alrededor,
quien lo veía todo
completo para un dios.
Dije: Todo, completo.
¡Las doce en el reloj!

Jorge Guillén (1893-1984)

Cántico

Seix Barral, Barcelona, 1974

Poema perdido en pocos versos 

¡Y si dijeran que soy como devastado crepúsculo 
donde ya las tristezas se durmieron! 
Sencillo espejo donde recojo el mundo. 
Donde enternezco soledades con mi mano feliz. 

          Han llegado mis puertos idos tras de los barcos 
como queriendo huir de su nostalgia. 
Han vuelto a mi destello las lunas apagadas 
que dejé con mi nombre vociferando duelos 
hasta que fueran mías todas las sombras mudas. 

          Han vuelto mis pupilas amarradas al sol de su amor alba. 
¡Oh amor entretenido en astros y palomas, 
cómo el rocío feliz cruzas mi alma! 
¡Feliz! ¡Feliz! ¡Feliz! 
Agigantada en cósmicas gravitaciones ágiles, 
sin reflexión ni nada…

Julia de Burgos (1914-1953)

Antología poética (Tomos I y II)

Editorial Panamericana, San Juan, 

Puerto Rico, 2008.

Martes

El amor

Es hielo abrasador, es fuego helado,
es herida que duele y no se siente,
es un soñado bien, un mal presente,
es un breve descanso muy cansado.

          Es un descuido, que nos da cuidado,  
un cobarde, con nombre de valiente,
un andar solitario entre la gente,
un amar solamente ser amado.

          Es una libertad encarcelada,
que dura hasta el postrero paroxismo,
enfermedad que crece si es curada.

         Éste es el niño Amor, éste es tu abismo:
mirad cuál amistad tendrá con nada,
el que en todo es contrario de sí mismo.

¡Cómo de entre mis manos te resbalas!

¡Cómo de entre mis manos te resbalas!

¡Oh, cómo te deslizas, edad mía!

¡Qué mudos pasos traes, oh, muerte fría,

pues con callado pie todo lo igualas!

          Feroz, de tierra el débil muro escalas,

en quien lozana juventud se fía;

mas ya mi corazón del postrer día

atiende el vuelo, sin mirar las alas.

          ¡Oh, condición mortal! ¡Oh, dura suerte!

¡Que no puedo querer vivir mañana

sin la pensión de procurar mi muerte!

          Cualquier instante de la vida humana

es nueva ejecución, con que me advierte

cuán frágil es, cuán mísera, cuán vana.

Amor que dura más que la muerte

Cerrar podrá mis ojos la postrera

sombra que me llevare el blanco día,
y podrá desatar esta alma mía
hora a su afán ansioso lisonjera

          mas no, desotra parte, en la ribera,
dejará la memoria, en donde ardía;
nadar sabe mi llama la agua fria,
y perder el respeto a ley severa.

          Alma que a todo un Dios prisión ha sido,
venas que humor a tanto fuego han dado,
médulas que han gloriosamente ardido

          su cuerpo dejarán, no su cuidado;
serán ceniza, mas tendrán sentido;
polvo serán, mas polvo enamorado.

Francisco de Quevedo (1580-1645)

Obras selectas.

Librería El Ateneo, editorial.

Buenos Aires, Caracas, Lima, Montevideo,

Río de Janeiro, 1962.

Miércoles

El Gentil

Por estos rumbos se habla del Gentil. Dicen que es un animal que parece hombre, pero que está cubierto de escamas; que tiene aletas y membranas en las manos, como de pato. Que vive en los esteros y se lleva a las muchachas; que las hace sus mujeres para que lo atiendan. Que en una noche puede hacer felices a tres o cuatro y que una vez que lo ha probado, ninguna lo deja. Dicen que así como vamos, cinco o seis entre primas y amigas, al caer la tarde, cuando la arena todavía está caliente y el Sol se va metiendo, no hay que acercarse al estero. Pero nos reímos, hacemos como que no lo sabemos o como que no nos hemos dado cuenta. De pronto oímos un ruido; alguien ha salido del agua. Las garzas vuelan, Lynda grita, con su voz aguda Ya lo vi, ahí está, por los mangles; los perros del rancho ladran y gruñen: todas salen corriendo, riéndose aún. Yo estoy sudando. Me descubro los pechos y la brisa los acaricia. Quiero ver si es cierto eso del Gentil.

Prioridad

Verdaderamente –dijo, los ojos en blanco– los indígenas –titubeó antes de pronunciar la palabra, hasta que tuvo la certeza de que era la que debía; un rumor de aprobación confirmó que había acertado–, sobre todo los pobres, en especial los adultos en plenitud, en la tercera edad, y más aún si son pobres y encima de eso son indígenas –otra vez vacilante, por el temor a equivocarse–, o si son pobres y además indígenas y para colmo los cubre la senectud, deben constituir –otro verbo le restaría solemnidad–nuestra primera prioridad. ¿A quién, si no, irían las pensiones, las becas, los apoyos? ¿Con quién podremos mostrar caridad o, mejor, solidaridad? Tengamos pues cuidado, les ruego que reflexionen en lo que digo, de que no desaparezcan. Los hombres y las mujeres de la tercera edad, los y las indígenas –ahora lo dijo con seguridad–, las y los ancianos –sintió que no se había equivocado–, sobre todo los y las pobres, son para nosotros una necesidad. 

Háblame

--Dulce, ¿te acuerdas que sobabas a mi mamá?

--No soy Dulce, mamá. Soy yo.

--¿Quién?

--Yo, mamá, tu hija.

--Pensé que eras Dulce. Porque cantas como ella, ¿sabes? Así sin abrir la boca. Y porque eres buena pa sobar. Más arriba, hija, allí, más fuerte, no le pares. Pero, sí te acordarás que te conté que Dulce sobaba a mi mamá, ¿no es cierto? Allí no, hija, junto al hueso, más fuerte. Me acuerdo como si fuera ayer. Así, hija, así, no le pares, no sabes cuánto me sirve. A ella eran las piernas, ¿te acuerdas?

--No, mamá, yo no la conocí.

--¿No eras tú que la sobabas?

--No, mamá. 

--Pero... O sea, tú eres nieta de María, ¿no es cierto?

--Sí, mamá, pero acuérdate, yo no la conocí. Acuérdate que cuando yo nací ya se había muerto. Y no andes volteando, madre, no te muevas, no me mires.

Una larga pausa en el sopor de la tarde que empezaba a llenarse de chanates.

--Y ¿por qué, Dulce, por qué no iba yo a mirarte? ¿Ya te moriste tú también? Contéstame Dulce, ¿no me oyes? Háblame.

Prudencia

Una vez iba un rey a caballo, con los cortesanos y los soldados y los mendigos que siempre lo acompañaban. Y todos sus súbditos dejaban las casas para verlo y, a su paso, se arrodillaban, o se lanzaban de bruces al suelo porque decían que quien lo viera a la cara quedaría ciego. Todos menos un hombre que estaba comiendo un mango. El rey se detuvo y le preguntó por qué no se inclinaba.

El hombre alzó la vista y dijo: -Majestad, todos se humillan cuando pasas porque aunque todos desean lo que tienes, temen tu poder y creen que a ti nadie te gobierna. Pero yo he visto que tú eres ignorante y eres esclavo de tres dueñas: la ira, la ambición y la carne.

La muchedumbre enmudeció, contuvo la respiración, y hubo algunos que dejaron escapar un suspiro de aprobación, o al menos de duda, así que el rey supo de inmediato lo que debía hacer y ordenó que ese hombre fuera colgado, con lo cual la paz volvió al reino. [De las historias de san Barlaán para el príncipe Josafat.]

Felipe Garrido (1942)

Mentiras transparentes.

Laberinto, México, 2022.

Jueves

Desde Tabasco, dos poemas

11

Sueño que estoy en Alemania
                                                         (lo sé, es extraño)
jamás he querido estar en Alemania
pero estoy aquí
es mi sueño y llueve

Veo a mis amigos que me invitan a pasear sin paraguas
yo intuyo que como en las bodas
es de buena suerte pasear bajo la lluvia

Sé que estás aquí
sé que voy a verte
al girar en cada esquina
aparecen cúpulas abriéndose entre las nubes

De alguna manera soy feliz
cae la lluvia y no siento frío
sé que camino a tu encuentro
otro cielo
                                                   claro y soleado
se refleja en los charcos de agua

Debo haber elegido este país
para guardar silencio en una lengua que tú y yo desconocemos 
que no sabemos usar para despedirnos
O quizá en el mundo de los doppelgänger
he recurrido a mi doble
aún enamorado
para hallar a tu otro tú
que todavía me desea

Podría existir una explicación más simple
estoy en Alemania y es un sueño
es la madrugada de mi cumpleaños
y mi mente ha construido una ciudad bajo la lluvia
para darme el regalo de mirarte 

15

Universal Science me dio una explicación inédita para todo esto
más allá de la Teoría de cuerdas y sus nudos
del colisionador que busca las invisibles partículas
con que Dios está hecho

De la física cuántica y su incertidumbre
(su imposibilidad para unir la profunda atracción de los cuerpos
y la flecha imparable del tiempo)
Universal Science me ha dado una respuesta:

Me explica que

                                        como todo lo que toca la luz
existe un universo espejo
que en el principio
en el Big Bang
o cualquier nombre que demos a nuestra ignorancia
                                                                                    a nuestra soledad
surgió un mundo como éste pero invertido
El narciso original frente al lago cósmico

Todo esto habla con argumentos de paciencia
directo a mi ansiedad
No es una solución
                                             es una posibilidad
pero conforta mi corazón helado

En esa realidad
donde el universo fluye hacia atrás
aún no te conozco
y viajo al segurísimo punto donde no eres
o eres poco menos que olvido
donde no existes ni en mis presentimientos

Ahí los efectos suceden antes que las causas
y yo te amé desde hace muchos soles
y me explico la razón del equívoco antes de conocerte

Recupero la calma
sabiendo que también habito ese universo
que en sueños vencí mi reflejo
y atravesé el cristal de plata

Y que tal vez esa fuerza que no entiendo
que no puedo diseccionar en una ecuación
para exhibirla junto a la gravedad o la luz
también fluya a la inversa en ese cosmos
y seas tú quien me ame
y yo la que no comprende los cardos que el silencio
va apretando sobre el cuello del que espera una respuesta
una llamada

Quizás allá tú me estás amando
y yo finjo que no
porque en dos billones de galaxias
me es difícil creer que hay una
desde donde yo te escriba con indiferencia

Pero no quiero ser cursi
Universal Science nunca mencionó esa posibilidad

Beatriz Pérez Pereda (1983)

Habitación en sombras

Premio Dolores Castro 2021

Carruaje de Pájaros. Revista literaria online cuyo principal objetivo 

es la promoción y difusión de la poesía, la literatura y el arte en general 

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Viernes

Desde Tabasco, tres poemas

Mañana

En la casa vecina cortan el pasto 

y veocaer

las hojas cerca de mi puerta:

aún verdes, recién nacidas.

Es temprano, el día está húmedo

y un aire nublado

penetra por mi boca

hasta mi alma.

Este día, Señor,

dame la fuerza para caminar,}

para ver el mundo y su rutina.

          Mañana… no sé.

Hoy las hojas caen decapitadas,

pueblos son masacrados

lejos del cielo y cerca del polvo,

nuestros hijos crecen

y en esta isla

hasta el amor da miedo.

Ciprián Cabrera Jasso (1950-2012)

Globos

La rosa ha dejado sus pétalos

tirados en el pasto.

De la luna llega,

a esta mi transparencia, 

el resplandor de las tinieblas.

Y tú así también:

dejaste sobre la almohada

el último sueño de esta noche:

nuestro viaje

se hizo para corta estancia

y en este parque de jardines moribundos,

unos dedos, los tuyos,

que ya no tocan la vida,

se alejan dándole la espalda a todo.

Ciprián Cabrera Jasso (1950-2012)

A estas horas

Es probable que hoy martes

se hayan encontrado

como quien se encuentra en sueños.

          Ella, su madre,

no supo del tiro

en el corazón –en el de su hijo–ni del entierro 

con flores y bajo la lluvia;

          vivía del todo en su recuerdo,

como quien va dejando de vivir

y pide sólo desgastarse.

          Hoy, después de algunos días,

Ella ha muerto también.

         A estas horas,

y como en sueños,

el encuentro habrá sido placentero.

Ciprián Cabrera Jasso (1950-2012)

En Marco Antonio Acosta, 

Nueva antología de poetas tabasqueños

Contemporáneos. Tomo II.

Universidad Juárez Autónoma de Tabasco,

México, 2006.

Sábado

Eva

Soy la que sustenta el ímpetu

trémula, desarropada, sin prisa:

soy la llama que arde a perpetuidad.

          Yo soy como la luna

con el corazón de manzana:

musa que a tus oídos reza.

          Soy

serpiente encantada y hechizo de acero

la frádil desnudez

que provoca la conciencia.

          Soy Eva

la que amaste desde el sueño

de tu costilla, en el soplo.

          ¿Recuerdas el árbol

al que nos adherimos como a una ferviente deidad?

          Yo soy la elegida

La más bella al seducir

soy la que dio pasión a tus ojos

soy el vicio dentro de ti

soy la que siempre te dirá:

          Adán, mi amadoAdán.

Rosana Romo Pérez (1958)

Los cantos de Maldoror

Desde el comienzo he sido animal; pensante, pero animal. Me ruboriza la noche, me saben las lágrimas a sal, nada mejor que esto para expiar aquello que nace dentro de mí.

          Luego, cuando el viento gime y la brisa lava mi oscuridad, un murciélago clava su mirada en mis ojos. Sus alas en lúgubre transparencia van cubriéndome el cuello y quiero alejarlo de mi rostro; se enreda en mi cabello tomándolo como guarida. Esto no es casualidad. Siempre le he temido al murciélago. Entré en un episodio de indócil frenesí… Entramos, más bien. Vuelta ya una virgen mancillada, me convertí en su mujer.

Rosana Romo Pérez (1958)

Cuando no esté

¿Quién pasará por mi huerto cuando ya no esté?

          El rescoldo de mi existencia prevalecerá

una tarde; un ápice de mi ser, otro día.

Retornaré un instante y me podrás ubicar

cuando cierres tus ojos.

          Cuando la aurora toque tu puerta con música y deseos

seré una flor, un rosal, la espina, la hoja y la tierra:

sentirás mi estrella, mi esencia, toda yo

acariciando tu cálida mejila, después

me iré como un sueño.

          Para perpetuarme sólo piénsame y abrázame

como un niño a su madre cuando cree que se va.

Luego, suave, con parsimonia y sin llanto

recuerda mi sonrisa encapsulada

          no hay adiós.

          Desde la lejanía bendeciré tu nombre.

Rosana Romo Pérez (1958)

Una cesta de fruta verde.

Espina Dorsal, Guadalajara, 2022.


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