Refrán popular que significa lo que enuncia. Se usa para justificar las confianzas o picardía derivadas del compadrazgo. Tiene la forma de una sentencia en dos versos con rima consonante, de 16 y 8 sílabas respectivamente, en donde el octosílabo inicial del primero de ellos descansa en las consonancias entre "compadre" y "comadre". También circula de las siguientes maneras: "compadre que a la comadre no le anda por las caderas, no es compadre de deveras" (F. 70 y 116); "compadre que a su comadre no le anda por las caderas, no es compadre de deveras" (F. 5); "compadre que a la comadre no le ande por las caderas, no es compadre de deveras" (F. 122); "compadre que a la comadre no le llega a las caderas, no es compadre de deveras" (F. 132); " compadre que a la comadre no le llega a las caderas, no es compadre de a deveras" (F. 66 y 90); "compadre que no llega a las caderas, no es com