Refrán popular que sentencia que cada quien debe ocuparse de sus cosas y no meterse en las de los demás de la misma manera que cada quien tiene sus lugares por donde anda. Está estructurado en forma de dos frases simétricas, octosílabas, unidas entre sí por el nexo conjuntivo "y". Se usa para disuadir a alguien de meterse en asunto extraños.