Refrán de caballos que expresa la creencia de rancheros y charros que el caballo que es albo de una pata es una "fortuna". El texto está estructurado forma de una sentencia en dos hemistiquios de cinco y cuatro sílabas, respectivamente, con rima consonante: "una", "fortuna". Su uso paremiológico está totalmente fincado en su sentido literal. Como sucede en una buena parte de los refranes mexicanos, la primera parte del refrán hace las veces de una prótasis que, por tanto, indica las circunstancias en que se cumple lo enunciado por la segunda parte que hace las veces de apódosis o condicionado.