Refrán popular que en forma sentenciosa y enunciación exclamativa significa que si algo, por muy desagradable que sea, es hecho por el gusto de hacerlo, no hay ni de qué quejarse, ni de qué admirarse. Rubio dice con que respecto a este refrán que "denota la conformidad de quien por su gusto sufre algún perjuicio." Variante: "al que por su gusto muere, aunque lo entierren de cabeza" (F. 24).